Atardecer en el Montseny un frío día de invierno. La cumbre esta nevada, la carretera cerrada y nos tenemos que conformar con buscar un rincón en una de las laderas, donde la luz del sol poniente ilumina a la violinista.
Carrera fotográfica, la luz se va y con ella se apaga la sesión.
Un violín, una violinista, un farol para alumbrar la noche y la energía y la calma de la naturaleza virgen.
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